Desde la desgracia de ser un pensionista por enfermedad discapacitante crónica (de por vida), que no solo me incapacita laboralmente, sino también como hombre y presunto cabeza de familia, ya que yo no soy quién, para traer al mundo un ser, que por herencia genética, tenga todas las papeletas de padecer esta enfermedad ó si no condicionar su vida al cuidado de su progenitor, si quiere o puede y por supuesto a la mujer tampoco.
Al hilo de esto, es la sana envidia de poder decir aquello de..
"no el dia x no puedo, porque he quedado con MI MUJER Y MI HIJO/A para ir a Alcafran a varear fideos" (por ejemplo).
O...
"es que ese dia tengo TRABAJO EN LA EMPRESA y no voy a poder, mejor lo dejamos para otro dia que nos cuadre mejor y tal".
Ojala pudiera yo hacer uso de este "escusario", eso significaría tres cosas fundamentales, que tengo familia, un trabajo para mantenerla y esta enfermedad, seria un mal sueño.
Pero bueno, dentro de lo malo, existe un sistema de pensiones contributivas (en mi caso) y no contributivas, que de no ser así, estaria mendigando y durmiendo "al raso", por eso no entiendo frases como..."
que bién vivís los pensionistas, cobrando sin trabajar" y quizá en un principio, tengan razón, pero con el tiempo te das cuenta de que no es tan bonito, que esa condición de pensionista tiene un precio, el precio de no ser nada ni nadie el resto de la vida y tener una enfermedad grave y que con el tiempo se irá agravando a la postre.
Hablando de todo un poco y en concreto de relaciones personales y mas concretamente aún, de las 3 KDDs (espero una cuarta dentro de no mucho), en las que los "contertulios" y amigos gracias a nuestra afición "tecnointernautica", pudieron comprobar "in situ", mis dificultades para mantener una conversación fluida, dada la "disartria escándida" (dificultad en el habla) de mi enfermedad y que me produce un titubeo en la modulación de la voz y que esta salga bastante "gangosa" y retraida.
Tengo 36 años, soy pensionista desde los 27 y los que me quedan, ¿donde está la gracia?, yo no la veo por ningún lado, simplemente, no la hay ni la tiene, solo se puede seguir adelante y fingir como se vaya pudiendo en una realidad tolerable, o dejarse llevar por la evidencia inevitable, la cual, esta última opción, para mi no es tal y pienso seguir mientras pueda y el cuerpo aguante, como el salmón en época de dehove, nadando contra corriente.